En ocasiones me preguntan por factores que debería valorar una empresa para contratar una persona que presente su evento. Pueden ser muchos: edad, sexo, perfil, idioma, conocimiento del sector… Pero por encima de todos, para mí, está la implicación.
Y es que una cosa es comprometerse a presentar un evento, y otra es implicarse en la presentación del evento. Os pongo un ejemplo.
El sábado, la Real Sociedad tuvo la magnífica idea de organizar una fiesta con infinidad de actividades para completar el derby vasco del Reale Arena. Una buena oportunidad para reflejar la buena relación entre ambas aficiones.
Tuve el honor de dinamizar los partidos de exhibición que nos ofrecieron mitos de la pelota en el Atano III. En un momento dado, y en pleno partido, me quedé sólo como representante de la organización. Casualidad, en ese momento, el juez solicitó la mopa para secar el suelo en la parte delantera del frontón. Y allí no había nadie para salir con la mopa.
Hasta ese momento, yo cumplía con el compromiso de presentar el evento. Pero se puede ir más allá. Te puedes implicar. ¿Cómo? Dejas el micrófono, coges la mopa que está en la puerta de vestuarios y sales a la cancha a secar, para que las más de 600 personas aficionadas sigan disfrutando del espectáculo.
Y ahora llega la anécdota. Cuando estoy en mitad de la cancha secando, la mopa se me parte en dos. En ese momento, y entre las risas de la grada, puedes querer desaparecer, o hacer de la crisis una oportunidad. Como si fuera un atleta de salto de longitud antes de saltar, pedí aplausos que derivaron en gritos de ánimo a los cuatro pelotaris que estaban en la cancha. Momento que aproveché para enroscar la mopa, terminar de secar y salir de la cancha.
Es verdad que esas reacciones las consigues a base de experiencia. Como cuando un jurado se retrasa en directo en una resolución, un dantzari no llega al evento para bailar el aurresku o la conexión en directo con el exterior no funciona correctamente. Tienes que saber resolver la situación de manera profesional.
Pues tener esa capacidad para resolver esas situaciones es, por ejemplo, la diferencia entre comprometerte a presentar un evento e implicarte en la presentación del evento.